Año: 1957
Duración: 96 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Sidney Lumet
Guión: Reginald Rose (a partir de su novela)
Con: Henry Fonda, Lee J. Cobb, E.G. Marshall, Ed Begley, Jack Klugman, Jack Warden.
Grado: A+
Reseña: Hugo C
Ya sé, ya sé, cada vez son más viejas. Pero hay que ver de todo, gente, no sólo las del MCU. En especial si se trata de gemas como esta película de hace ya 64 años, conocida en España como 12 hombres sin piedad y en Latinoamérica como 12 hombres en pugna. Como otras tantas veces, ni una ni otra traducción es la correcta: se trata, eso sí, de 12 hombres enojados. Pero bueno, podría haber sido peor, por ejemplo, podrían haberla rebautizado como Camino a la jungla de cristal: 12 hombres en camiseta, o La orgía caníbal de las colegialas ninfómanas. No sería la primera vez.
A primera vista, esta película tiene todo el potencial para ser completamente ignorada. Una lista incompleta de las cosas que teóricamente le juegan en contra:
- No tiene luchas coreografiadas ni tiroteos ni persecuciones en auto.
- No muestran nada sino que hablan todo el tiempo.
- No hay mujeres bonitas o sexualmente atractivas.
- Es en blanco y negro.
- La acción (?) transcurre en una misma habitación durante 90 de sus 96 minutos.
- No tiene zombis ni superhéroes.
- No tiene sonido Dolby ni es apta para IMAX.
Y sin embargo esta película, que básicamente consiste en 12 señores sudados de mediana edad (incluyendo al menos uno que está más cerca del arpa que de la guitarra) encerrados en una habitación de 2 por 3 metros durante 90 minutos, es una de las mejores que alguna vez se han visto.
Lo primero es el guión, que respeta la historia original, ya que tanto uno como otra pertenecen a la misma persona: Reginald Rose, el autor de la obra teatral en la que se basa el filme, quien además es uno de los productores ejecutivos, o sea que además de encargarse del guión, Rose ha aprobado o vetado las decisiones de casting y otras relacionadas al corte de la película y la calidad de ésta. Además, Henry Fonda es el otro productor ejecutivo y se nota su mano tras el telón y su conocimiento de los actores, fundamental para el casting.
Hablando del casting, vamos con la lista de los jurados. En la obra de teatro se los nombra según su número, así que hagamos lo mismo aquí. Pongo una mínima descripción para diferenciarlos, más no puedo ya que no quiero contar la película:
1. Martin Balsam: presidente del jurado, conciliador.
2. John Fiedler: empleado, timorato.
3. Lee J. Cobb: hombre de la calle, enfurruñado.
4. E.G. Marshall: intelectual, reflexivo.
5. Jack Klugman: muchacho de origen humilde.
6. Edward Binns: trabajador sencillo, pintor.
7. Jack Warden: fanático del deporte.
8. Henry Fonda: arquitecto, ecuánime.
9. Joseph Sweeney: viejo, de pocas palabras.
10. Ed Begley: gruñón, prejuicioso.
11. George Voskovec: inmigrante, sincero.
12. Robert Webber: publicista, sociable.
Todos y cada uno de ellos, tremendos actores, de esos que con un gesto te pueden decir más que con una carrada de palabras. Los hemos visto por separado en innumerables películas y series de TV, pero acá los tenemos reunidos bajo un mismo techo.
Y cada uno encarna a un hombre con una personalidad definida, unas creencias, un modo de pensar que no es igual al de quien está sentado a su lado. ¡Y cómo! Se trata de una docena de hombres elegidos al azar, viejos, jóvenes, ejecutivos, profesionales, trabajadores… Tal vez en 2021 ese grupo sería visto como "demasiado blanco" o criticado por no tener una sola mujer entre ellos, pero esto era 1957, recordemos. Y de todos modos, aquí la raza o el sexo son irrelevantes. Lo que importa es si la información de que se dispone es suficiente para enviar al acusado a la muerte.
¿Tan grave es la cosa? Y, sí, se trata de un homicidio y la pena es capital. Un adolescente está acusado de haber apuñalado a su padre en medio de una discusión. Hay uno o dos testigos y alguna prueba circunstancial. Se reúne el jurado, se elige un presidente y tras una brevísima deliberación, se procede a votar. Todos votan por la culpabilidad del reo… excepto el jurado 8, que cree que hay motivo para una duda razonable y que, al estar en juego la vida de un hombre, deben considerarse todos los puntos de vista. Se inicia así el debate que tiene idas y vueltas, cambios de bando y golpes de efecto, y que es el corazón de la película.
A lo largo de estos 90 minutos se va viendo la personalidad de cada uno de los jurados, sus motivaciones, sus defectos y sus mezquindades, y terminamos conociéndolos bien, a pesar de que nunca sabremos sus nombres completos. Es un disfrute total el ver a estos estupendos actores sacarse chispas sin apenas tener que levantarse de sus asientos o usar algún que otro material de utilería. Debo aclarar que esta reseña parte de la versión en su idioma original sin subtítulos, así que desconozco la calidad de los doblajes o subtítulos españoles o latinos, factor que puede influir en el disfrute y valoración de esta película. En cualquier caso, se trata de una cinta recomendable en muchos sentidos.
12 Angry Men cierra por todos los flancos: como buena película para ver en soledad una tarde de lluvia, pero también si uno la quiere compartir con sus hijos o con su pareja, o si busca una película para oír sin tener que estar prestando atención constante a la pantalla mientras dibuja o cocina, o si por el contrario quiere prestarle su atención al 100 por ciento. Para ver y volver a ver.
¿Te animás a escribir una reseña o crítica para el blog?